Escribir (post)feminismo
Elisabeth Joyce

James Wolcott utiliza el término "literatura postfeminista de nenas chic" en el subtítulo de su artículo sobre Maureen Dowd para la revista New Yorker del 20 de mayo de 1996. Pero el artículo no trata sólo de Dowd, sino de lo que Wolcott denomina las 'nenas chic de la literatura', mujeres que "se pavonean de una imagen a la que se aferran; una imagen de mujer coqueta a la vez que contestataria: 'coquetarias' ('Dime que soy mona...o te vas a enterar')". Eso son para Wolcott las postfeministas: profesionales activas que, cuando se muestran seguras de sí mismas, como deben mostrarse los hombres en el trabajo, sólo consiguen forjarse una reputación que refleja exclusivamente las connotaciones más agresivas de su actitud. "Hoy en día", dice Wolcott, "una nena chic es una postfeminista que lleva puesto un traje de fiesta, demasiado refinada para ser una niña tonta y demasiado frívola para ser considerada bohemia". Las afirmaciones de Wolcott me interesan por dos razones (al margen de lo irritante que su causticidad barata me resulta): por una parte, porque "postfeminismo" se está convirtiendo en una palabra de uso generalizado, y, por otra, porque reflejan la total ignorancia del crítico sobre un grupo de mujeres por el que, de hecho, debería sentirse amenazado. Me estoy refiriendo a las mujeres que pertenecen a los grupos de 'chicas agresivas' (entre las que yo incluiría a las Guerrilla Girls, que son más bien un precedente de las 'chicas agresivas' actuales, a las que llevan más de una década de ventaja). 

Cuando Gay Lynn Crossley y yo empezamos a preparar la edición de ebr, dedicamos mucho tiempo a debatir las dificultades intrínsecas que conlleva desarrollar definiciones del postfeminismo y poner en tela de juicio su relevancia actual no sólo dentro de los ambientes académicos, sino en otras comunidades. En una ocasión, Gay Lynn me envió un mensaje de correo electrónico en el que describía su ambivalencia con respecto al tema: "¿Te parece tan confuso como a mí a veces? Aunque estoy harta de la mayoría del feminismo al uso (exceptuando sus manifestaciones más notables), no creo estar dispuesta a aceptar que el feminismo está entrando en una fase 'post' (que es una interpretación de lo que tú llamaste hace unos meses postfeminismo, y, según creo, la más predominante). Al mismo tiempo, una parte de mí cree que el feminismo ha demostrado ser un movimiento improductivo (no en su totalidad, pero sí en mi vida diaria). Reina la confusión". Es esta confusión lo que se analiza en este número*  de ebr, no necesariamente con la intención de llegar a una respuesta definitiva, sino para dar fe de la complejidad del término "postfeminismo" y de todo lo que implica. 

Las cuatro secciones en que se divide este número* reflejan el interés, cada vez más intenso, que está despertando el postfeminismo, con reacciones tanto de apoyo como de rechazo. El foro postfeminista es un documento que crea una conversación simulada entre varias mujeres que se dedican con éxito a distintas facetas del mundo del arte, pero que no son necesariamente ejemplos típicos de feministas o postfeministas. La sección de crítica está integrada por unos debates sobre obras de escritura electrónica realizadas por mujeres, y por el análisis de obras en otros medios, también realizadas por mujeres, o que tratan sobre la mujer, o ambas cosas. La sección de ensayos se compone de reflexiones más generales sobre la posición de la mujer en el mundo actual, en la era de lo que se podría llamar la tercera generación de mujeres con voz propia. La sección Literatura de nenas chic (Chick-Lit) contiene ensayos escritos por autores que han contribuido al primer volumen de la antología de narrativa, y responde a su subtítulo: «Postfeminist Fiction». Wolcott describe Chick-Lit diciendo que "las preocupaciones de los personajes femeninos oscilan entre follar y no follar". Aunque Wolcott desprecia esta antología de obras representativas ­eso sí, sin entenderlas en absoluto­, el hecho de no haber admitido que el subtítulo de su ensayo proviene de la propia antología revela su oculto temor a que el postfeminismo le haya afectado, del mismo modo que nos ha afectado a todos. 

Dejando el desprecio de Wolcott a un lado, el postfeminismo entre las nuevas generaciones de mujeres sigue siendo un movimiento imprevisible e incómodo, pero digno de admiración, un movimiento que apoya el pluralismo y la homosexualidad y que da por supuesto que las mujeres deben participar en la colonización de la frontera electrónica de la web tanto como los hombres. Con este número de ebr hemos creado un contexto para introducir en la web creaciones de mujeres dentro de los campos de la literatura y las artes plásticas. Las imágenes que ocupan la portada de la revista tienen enlaces con las secciones que representan, pero al entrar en la galería el lector puede acceder a reproducciones más grandes de estas mismas imágenes. La posibilidad de conectar con enlaces de hipertexto desde el foro hace posible un tránsito no lineal por todo el debate sobre postfeminismo, alterando así la narrativa lineal patriarcal. Los ensayos se despliegan a lo ancho de la web en un abanico de enlaces que los liga a otros sitios relevantes o relacionados. No os perdáis el enlace "padre" con Alt-x que, con sus innovaciones radicales, crea espacios figurativos y literales para nuestras propias contribuciones. 
 

* Se refiere al ya citado número 3 de ebr. Aquí sólo hemos traducido e incluido el foro y esta misma introducción. Desgraciadamente no es posible reproducir aquí la compleja estructura hipertextual de dicho número. A las interesadas e interesados os remitimos al original. 
[Nota de las editoras] 

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Elisabeth Joyce es profesora adjunta de la Universidad de Edinboro (Pensilvania). Bucknell University Press editará próximamente su libro sobre Marianne Moore y las artes plásticas. 
 

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[Traducción: Carolina Díaz] 
[Edición: Ana Martínez-Collado]