No soy feminista, pero...
Kristen Elsby


¿Es el grito de guerra de una nueva generación? ¿De una nueva era? ¿Es alivio ante la muerte de algo que, a ojos de la cultura popular, proyecta la imagen estereotipada de la feminista como lesbiana obsesionada por la política, desgarbada, peluda y que odia a los hombres? O quizás sea querer estar a todo: apropiarse los beneficios y logros del movimiento feminista sin tener que cargar con las connotaciones negativas contra las que, sin duda, reacciona el 'contramovimiento' feminista. De hecho, Los medios han sustituido este concepto unívoco de la llamada feminista por otro más diverso: la nena fresca, moderna y molona, la Chica Mala [Bad Girl]1,la Mujer Airada que vomita obscenidades,2 la lesbiana chic, la mujer vestida con minifalda y siempre con una copa en la mano, a la que le encanta que la llamen zorra, la intelectual que lee al mismo tiempo a Camille Paglia, a Pat Califia y al Marqués de Sade, la fulana cibersexual que cambia de sexo a voluntad. Estos estereotipos continuarán demarcando el concepto de la [post]feminista, limitándolo, pero sin alcanzar nunca una definición precisa de lo que es postfeminismo ni de a quién se le pude aplicar esa etiqueta. En estos momentos, la postfeminista está algo más en la onda es, desde luego, mucho más mala que antes, y ya no es necesariamente mujer. Pero aún es innombrable y desafía activamente toda clasificación.

A nivel más personal, me suelo encontrar con respuestas de ambivalencia, de confusión y de frustración (pocas veces de entusiasmo) cuando le digo a la gente que me interesa explorar y analizar el tema del postfeminismo. Las reacciones son apasionadas y en su mayoría negativas. Nadie puede ofrecerme una definición ni una descripción satisfactoria. De hecho, mientras llevaba a cabo la investigación para el proyecto, envié un mensaje a varias listas de debate y grupos de noticias usenet en Internet para iniciar un debate en torno al tema del postfeminismo, y estas son algunas de las respuestas que recibí, que confirman mi opinión de que no hemos alcanzado un entendimiento común del término:3

"Por mi parte, no comprendo cómo podemos estar en la fase 'post' de una condición que, para empezar, no parece haber tenido la suficiente influencia como para prevalecer." 4

"En lo que al 'postfeminismo' se refiere, no es un término que tenga un significado, tal como se entiende habitualmente la palabra 'significado'. Es una construcción social."5

"No soporto que se utilice el término 'postmoderno', porque no expresa claramente lo que el hablante quiere decir... ¿Significa 'tras el periodo más actual'?, ¿después de lo moderno? Por eso mismo, no me gusta el término 'postfeminismo'... creo que puede expresar la idea de un no-feminismo." 6

"Sugiere el fin del feminismo. Prefiero referirme a la reciente producción (crítica y artística) feminista en relación al esencialismo y al existencialismo." 7

"Postfeminismo: hace referencia a mujeres que se sienten como si hubieran estado atadas al yugo de una opción política durante demasiados años. Este término se debería ridiculizar siempre que fuera posible." 8

 "Para mí, el término postfeminismo ciertamente implica una ruptura con estrategias feministas anteriores o el cuestionamiento de su viabilidad. ¿Recoge el postfeminismo la declaración postmoderna del fin de la historia (es decir, del fin de la posibilidad de alcanzar un estado ideal, la imposibilidad de conseguir la igualdad sexual)? Sin embargo, si el término implica cuestionar la simplona sustitución de la posición privilegiada del sujeto masculino por la del femenino (como ocurría en tantos malos análisis feministas de los setenta) entonces quizás haya algo interesante en el tema." 9

"Desconfío mucho del término postfeminista. Parece otra forma más de eludir el feminismo/los feminismos, pero disfrazada de última moda."10

"Desde el punto de vista británico, el postfeminismo no es más que un invento de los dominicales y de parte del contramovimiento que declara el fin del feminismo. Paglia es un buen de ejemplo de una de las personas a las que se ha reclutado para que defiendan esta posición con autoridad académica... Por desgracia el movimiento se asoció con tendencias feministas antiesencialistas en un deseo de distanciarse de los estereotipos del feminismo esencialista de los 70, es decir del concepto de la hermandad de las mujeres. Y así las defensoras del movimiento expresaban que eran 'post' con respecto a este tipo de feminismo y eran chicas postmodernas. El debate antiesencialista/esencialista ha dado muchas vueltas y ha resultado en muchos casos un insulto. Pero también ha sido constructivo al reiterar el feminismo como política y no como etiqueta o forma de designar un estilo de vida."11

Muchos de los debates sobre postfeminismo parecen desarrollarse en el marco de los medios y de la cultura popular y representan preocupaciones muy diferentes que las que se tratan en el ámbito académico. August Tarrier ofrece la siguiente comparación "pedestre" entre la feminista y la postfeminista, esencia de la idea populista de que el feminismo es algo que necesitamos trascender porque ya no está de moda sino anticuado y resulta anacrónico:

En contraste con la feminista estridente y ferviente, la 'postfeminista' es divertida, tiene una postura indiferente (o incluso crítica) frente a la política, es felizmente apática, sexi e independiente. No le hacen falta ni la liberación ni la solidaridad con otras mujeres, está demasiado ocupada teniendo orgasmos como para preocuparse de cosas como la valía, el cuidado de los hijos de madres trabajadoras y el aborto. Como contraste, a las feministas se las percibe en gran medida como a los padres: déspotas arbitrarias que se escandalizan por problemas insignificantes y nimios, no evolucionadas. Nada cool. Irredimiblemente 'pre' y fuera de onda sobre lo 'post'.12

Una de las primeras apariciones públicas del término, que lleva rondando unos cuantos años, fue en 1982, en un artículo del New York Times en el que Susan Bolotin sugería que la razón por la que tantas mujeres jóvenes son desgraciadas es porque son feministas amargadas;13 de nuevo surgió el término en 1989 en la revista Time, que lo empleó "para describir el rechazo de las nuevas generaciones de mujeres hacia el feminismo".14 Este tipo de opiniones, así como las expuestas por Tarrier, que reproducíamos al principio, reflejan el punto de vista más extendido sobre el papel del postfeminismo en la cultura popular y también parecen señalar el fin del feminismo. Los debates más apasionados giran en torno a si este fin es algo positivo o negativo. Muchas feministas, independientemente de su compromiso con la teoría o con los aspectos políticos del movimiento feminista, mantienen la firme convicción de que el postfeminismo debe rechazarse, argumentando que representa un punto en el tiempo posterior al feminismo, lo que implicaría el fin del éste, lo que, a su vez, necesariamente nos llevaría a la conclusión de que este movimiento no ha logrado las metas que se proponía.

El discurso académico en torno a postfeminismo tiene una actitud algo diferente y quizás sea más receptivo a la posible utilidad del término. Mientras Amelia Jones apunta la idea de que el término "señala un momento 'mas allá' del feminismo",15 también sugiere que representa "la incorporación del feminismo en el postmodernismo".16 Más adelante deberemos analizar estas dos ideas en profundidad. En mi opinión, la utilización del prefijo 'post' hace algo más que describir una relación cronológica con el feminismo, en la que el postfeminismo se convierte, por así decirlo, en el 'sucesor del feminismo'. 'Post' es el punto clave en el que se centran los diferentes discursos en torno al postfeminismo y señala, además, un importante vínculo con el postmodernismo. Michael Archer argumenta que "sea cual sea su significado, el elemento cronológico que introduce el prefijo 'post' no implica una sucesión por pérdida de validez del término original.".17

Además de lo dicho, quisiera sugerir que este prefijo (a pesar de la interpretación literal de su significado) permite al feminismo mantener sus preocupaciones y teorías anteriores a la vez que incorpora y se abre a una nueva gama de consideraciones. Indica una ampliación y pluralización de temas nunca antes vistos, ya sean de índole política, medioambiental, social o cultural, o estén relacionados con el sexo, la etnicidad, la sexualidad o la corporeidad a nivel más teórico, por nombrar algunos de los asuntos que están ahora mismo bajo el escrutinio del pensamiento feminista.

En un reciente foro sobre postfeminismo, se pidió a varias artistas del campo de las artes escénicas, de las artes plásticas y de la literatura que reflexionaran sobre el tema del cuerpo, el feminismo, el poder, el postfeminismo y el sexo. La crítica literaria, Maria Damon, nos propone una manera de pensar el 'post' que nos ayuda a entender mejor el significado del posfeminismo:

Quizás una forma útil de reflexionar sobre el postfeminismo sea asumir que el 'post' de 'postromanticismo', 'postilustración', 'postmoderno', 'postcolonial', no se refiere a una ruptura total con el término que sigue al prefijo sino una genealogía que implica una revisión o un fuerte parecido familiar.18

Pero, si volvemos a la imagen estereotípica que tiene el postfeminismo visto a través de la lente de la cultura popular, 'post' se convierte en una manera de despreciar aquello que forma parte del pasado, diluyendo el poder y la fuerza del feminismo y del movimiento feminista convirtiéndolo en algo más fácil de digerir:

El postfeminismo es, pues, la hermana mala del feminismo académico: la hermana empollona se quita las gafas y - ¡alehop! - se llena de poder seductor. 'Post' hace del llamado dogma feminista algo apto para el público de la cultura popular entre el que hay hombres y escépticas mujeres de la generación X cuyas madres fueron/son feministas. 19

Al hablar del postfeminismo en términos académicos, es inevitable establecer comparaciones con el feminismo postmoderno (o el postmodernismo feminista). ¿Son los dos términos equivalentes e intercambiables? ¿Se puede sustituir uno por otro sin más? Resultaría fácil proponer postfeminismo como otro nombre para el 'feminismo posmo', ya que ambos son términos para los cuales encontrar un significado conciso resulta increíblemente difícil. Pero yo diría que son diferentes porque el postfeminismo nos habla de una era o una época en la que vivimos, un clima social y cultural (a partir del cual, por supuesto, se puede teorizar), mientras que el feminismo postmoderno se puede interpretar como un modelo de pensamiento de naturaleza muy teórica que no se relaciona necesariamente con un periodo concreto. (Al destacar estas diferencias soy consciente de las coincidencias y las conexiones entre los dos). Quizás otro contraste sea que el postfeminismo es una forma de hacer del feminismo algo más accesible más allá del elitismo académico, mientras que el feminismo postmoderno no deja de ser parte de las altas esferas del sistema universitario. Al abordar este proyecto quería intentar tender un puente entre estos dos modelos de discurso, ya que creo que es simplificar en exceso el problema intentar sugerir que uno se puede mantener dentro de uno de estos 'campos' exclusivamente.

Por otra parte, si aceptamos que son lo mismo, entonces es importante tener en cuenta lo que ello implica, ya que, al relacionar el feminismo con el postmodernismo, el primero ha de ser asimilado por el segundo en su conjunto, convirtiéndose así en una disciplina más a tenerse en cuenta dentro de éste. Jones argumenta que "la incorporación de un tipo de feminismo dentro de un proyecto de crítica cultural postmoderna de concepción amplia, universalista incluso, tiende a suponer la supresión de otros tipos de prácticas y teorías feministas".20 Al mismo tiempo, el término feminismo postmoderno se utiliza para distinguir las estrategias feministas de origen teórico más recientes de las antiguas consideraciones feministas, que a menudo se generalizan para integrar a grandes rasgos argumentos esencialistas.21

En una de las primeras críticas del postfeminismo, Julie Ewington ofrece la siguiente replanteamiento de la idea de lo postmoderno de Lyotard, que nos permite reflexionar sobre la relación análoga entre feminismo y postfeminismo y modernismo y postmodernismo:

Una obra sólo puede convertirse en moderna/feminista si es postmoderna/postfeminista. El postmodernismo/postfeminismo así entendido no es modernismo/feminismo en declive, sino modernismo/feminismo en su origen, y ese origen siempre es recurrente.22

Esta afirmación reflexiona sobre los paralelismos históricos entre el postfeminismo y el postmodernismo y nos da una buena perspectiva sobre más de una década de diálogo que inscribe lo 'post' en lo 'pre'. De hecho, lo que está ocurriendo en estos momentos con la transformación en 'post' del feminismo es un proceso que ya han sufrido muchas corrientes de pensamiento durante años. El proceso de guiar todo un campo teórico hacia un territorio 'post' sin explorar es el mismo para el feminismo que para el colonialismo o el modernismo, aunque, por supuesto, el contenido del argumento sea diferente en cada situación. Y en cada caso, al abrirse el movimiento al diálogo, a la evolución y al cambio está garantizando su propia supervivencia. Por tanto, yo diría que ya no es importante esforzarnos por introducir los feminismos de los 70 o de los 80 o incluso de hace siglos dentro del clima social y cultural único de los 90.

Sin duda, nuevos conceptos y análisis son precisos, pero quisiera preguntar si el postfeminismo es el término adecuado para ayudarnos a buscarlos. Quizás es al espíritu del postfeminismo a lo que tengamos que prestar más atención y menos a la semántica. ¿Deberíamos buscar un término nuevo? Es muy posible que el 'post' no haga justicia al concepto, ya que mucha gente que participa en debates en torno al término no ven más allá de este prefijo. Quisiera por tanto proponer un término más amplio para lo que se está articulando: 'metafeminismo'. Sin embargo, no puedo deshacerme de la palabra sólo porque el significante no coincida con el significado en este caso ya que es el término 'postfeminismo' el que suscita el debate.

Como he argumentado hasta ahora, no existe una respuesta a la pregunta sobre qué es y qué no es postfeminismo. Es un vocablo cargado de contradicciones semánticas y resulta mucho más útil considerar todo el espectro de lo que representa más que lo que no representa. Esto me lleva a cuestionar cómo estas ideas se relacionan con el proyecto que tenemos entre manos. ¿En qué se parecen el arte postfeminista y el arte feminista? ¿Necesita el artista identificarse como postfeminista para que su obra se lea desde ese ángulo? ¿Son los temas, los materiales, o incluso quizás sus preocupaciones teóricas el factor decisivo que determina si son parte o no de esa estructura? ¿Tiene que ver con el momento en que se produjo la obra? ¿Tienen que ser 'Bad Girls' [Chicas malas] para ser artistas postfeministas, o son las sucesoras de los espectáculos de 'Bad Girls'? ¿Es necesario acaso que la obra tenga una conexión con teorías feministas o postmodernas en absoluto? ¿Existe una estética postfeminista? ¿Puede la obra leerse a través de una lente postfeminista aunque en ella se estén revisando antiguas preocupaciones del discurso feminista, como el esencialismo, la sexualidad, la corporeidad, el género y la etnicidad? ¿Es posible describir un postfeminismo australiano? ¿Qué importancia tiene el método de comunicación de las perspectivas postfeministas?

Dos autores nos ofrecen su visión dentro de este vasto territorio: Ya en 1985, Julie Ewington escribía que "el énfasis teórico [del postfeminismo] no está tanto en el modo de producción del arte feminista como en el clima cultural para su recepción".23 Y Dan Cameron utiliza el término "para englobar todo el arte creado por mujeres en los 80" que, en sus propias palabras, utilice "el estructuralismo para criticar patrones sociales en relación con la dominación social". 24

Mientras Ewington y Cameron han intentado buscar lugares donde el postfeminismo puede habitar dentro del arte, yo he escogido deliberadamente no buscar limitaciones ni interpretaciones singulares de las obras de esta exposición. Sin embargo, lo que quiero expresar son mis razones para embarcarme en este proyecto y cómo escogí a los artistas para esta exposición. Mi relación con el feminismo y feminismo postmoderno viene de lejos y es esta experiencia la que aporto al trabajo de comisaría de esta exposición y lo que me ha llevado a considerar las posibilidades de los distintos feminismos que transgreden y difuminan las fronteras dentro de las cuales se han asentado tradicionalmente, mientras que al mismo tiempo operan dentro un clima social y cultural determinado.

Me interesaba ser la comisaria de una exposición que juntara a todos estos artistas ya que todos mantienen una relación personal con algún tipo con el feminismo (aunque no necesariamente con sus aspectos teóricos) y quería localizar su obra actual dentro de una era de postfeminismo más que sugerir que la obra en sí es postfeminista. En todas las etapas del proyecto me he enfrentado a mi propia confusión y ambivalencia en cuanto al significado del postfeminismo y me he visto obligada a resistir la tentación de ofrecer una declaración definitiva o una serie de respuestas y resoluciones, tentación que responde a un instinto tan humano como es el de querer clasificar las 'cosas'. Esta postura es intrínsecamente problemática y, sin embargo, la naturaleza misma del postfeminismo dicta y hace necesaria una interpretación abierta de la exposición en su conjunto y de cada obra.

Creo que es crucial reconocer que cada espectador, cada lector, cada oyente trae su propia historia y sus propias, ideas así como su relación con el feminismo al proyecto. Difficult Territory engloba un vasto territorio, donde algunas áreas son vírgenes, otras están superpobladas y todo el mundo está intentando hacer valer sus reivindicaciones y otras presentan fronteras confusas que se unen a otros 'cuerpos' de formas que quizás nunca se hayan concebido antes.




Notas

1 'Bad Girls' representa quizás la concepción más común de lo que es una postfeminista y que se refleja claramente en la música, la televisión, el cine, la literatura y el arte. En particular hay dos exposiciones llamadas Bad Girls, una celebrada en el New Museum of Contemporary Art de Nueva York (1994) y otra en el Institute of Contemporary Arts de Londres (1993). También hay una película del mismo título -en castellano, Cuatro mujeres y un destino (1994)- protagonizada por Drew Barrymore, Andie MacDowell, Mary Stuart Masterton y Madeleine Stowe.

2 Juno, Andrea y V Vale (eds), Re/Search: Angry Women, Monograph No. 13, San Francisco, Re/Search Publications, 1991.

3. Las preguntas se plantearon a las listas de debate FeministArt History y Bad Subjects, a la lista de correo Artspace, a alt.feminism, soc.feminism, soc.women, alt.postmodern y rec.arts.fine. Para ver las preguntas y copia de las respuestas completas ver el sitio del proyecto en la web de Artspace.

4 Kristen Frederickson, enviado a la lista de debate Feminist Art History, el 14 de enero de 1997.

5 Sondra Hale, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 14 de enero de 1997.

6 P McLean, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 14 de enero de 1997.

7 Anne Swartz, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 14 de enero de 1997.

8 Juanitavid, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 14 de enero de 1997.

9 Claudia Mesch, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 15 de enero de 1997.

10 Gretchen Breese, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 15 de enero de 1997.

11 Katy Deepwell, enviado a la lista de debate FeministArt History, el 16 de enero de 1997.

12 August Tarrier, 'Bare-Naked Ladies: The Bad Girls of the Postfeminist Nineties', Alt-x.

13 Lynne Alice, 'What is postfeminism? or, having it both ways', ponencia sin publicar para la conferencia Feminism/Postmodernism/Postfeminism celebrada en la universidad de Massey, Nueva Zelanda en noviembre de 1996; disponible en la página web del proyecto.

14 Amelia Jones, 'Postfeminism, Feminist Pleasures, and Embodied Theories of Art', en Joanna Frueh, Cassandra L Langer y Arlene Raven (eds), New Feminist Criticism: Art, Identity, Action, Nueva York, HarperCollins Publishers, 1994, pág. 17.

15 Jones, pág. 22.

16 Jones, pág. 17.

17 Michael Archer, 'What's in a Prefix?', Art Monthly (Londres), 173, Febrero de 1994, pág. 5.

18 Maria Damon, 'Postfeminism: Postfeminist Forum', Electronic Book Review on Alt-X.

19 Tarrier, cit.

20 Jones, pág. 22.

21 Jones, pág. 22.

22 Jean-Francois Lyotard, 'Reply to the question: what is the postmodern?', Z/X, Invierno 1984, pág. 16, citado en Julie Ewington, 'Past the Post: Postmodernism and Postfeminism', en Catriona Moore (ed), Dissonance: Feminism and the Arts 1970 - 90, St Leonards, Allen & Unwin and Artspace, 1994, pág. 1.

23 Julie Ewington, 'Past the Post: Postmodernism and Postfeminism', in Catriona Moore (ed), Dissonance: Feminism and the Arts 1970 - 90, St Leonards, Allen & Unwin and Artspace, 1994, pág. 111.

24 Dan Cameron, 'Post-Feminism', Flash Art, 132, Feb/Mar 1987, págs.80 - 3, citado en Jones, pág. 23.

 

[ Traducción: Carolina Díaz ]