Nos enfrentamos al formato de una conferencia, enmarcada además
en el contexto de la Universidad, y nuestro primer impulso nos
lleva a procurar alejarnos del discurso académico establecido
y de su formato habitual. Se trata de intentar articular nuestras
ideas de un modo lo más coherente posible con nuestra
obra, y por tanto hacerlo de forma algo más creativa
y menos estructurada u organizada. Lo difícil, sin embargo,
es conseguir transmitir esas ideas sin caer en el caos absoluto
y la total incomprensión e ilegibilidad. Nos encontramos
pues de lleno con las mismas contradicciones con las que se
enfrenta nuestro trabajo.
Nuestros planteamientos parten de una idea de obra abierta,
que ofrezca la posibilidad de participar o no en las piezas,
donde l@s espectador@s puedan decidir formar parte o no de ellas.
Para ello resulta imprescindible no dejarnos dominar por la
teoría ni por las consignas, no obedecer ciegamente al
capitán: no somos soldados del pensamiento ni estamos
aquí para ganar una batalla. Se trata de obviar el didactismo.
Estas
reflexiones pueden ser entendidas en su complejidad cuando son
aplicadas a un trabajo que, como ocurre en nuestro caso, no
pretende con ello alejarse del compromiso político o
social, sino que muy al contrario nace y se nutre de él.
Si partimos de la idea de que toda nuestra obra se desarrolla
en torno a la duda y la contradicción, no tendría
sentido clarificar y ordenar todas esas dudas en un discurso
basado en un falso cientifismo metódico. Si nuestra obra
constituye un viaje sin destino predeterminado, lo único
que podemos hacer es tratar de describir un trayecto inconcluso
que es un trayecto también vital. Es este un trayecto
a veces desordenado, pero que cada un@ puede ir configurando
de forma individual.
Apuntes sobre alguna parte no es sólo el título
de una videoinstalación, sino también el título
de una conferencia o de estas notas. A lo largo de nuestra trayectoria
hemos ido utilizando los elementos que componen el trabajo de
una forma recurrente. Como en un mecano, las piezas son reutilizadas
reforzando así el carácter metafórico de
las mismas; poseen un significado propio, pero en la conjunción
con otros elementos adquieren un nuevo sentido. Esta manera
de trabajar pretende consolidar la apertura de nuestras propuestas
y les da diferentes vidas eludiendo así una apariencia
unidireccional en el proceso de recepción. No es algo
que hagamos sólo en el trabajo visual, lo empleamos como
método también en los textos que escribimos sobre
éste, incluso las citas pueden repetirse y aparecer en
otros contextos. Los textos, como los paisajes visuales, no
tienen un solo significado y se construyen en el proceso de
recepción. Cada acción y cada visión tiene
lecturas diferentes dependiendo de quién, cómo,
cuándo, para qué
¿por qué
ello no iba a reflejarse en el trabajo? Queríamos alejarnos
de los discursos dogmáticos y creemos que este método
potencia esa lejanía.
He aquí una cita no utilizada anteriormente: "Pasar
una frontera es siempre un poco conmovedor: una línea
imaginaria, materializada por una barrera de madera que además
no está nunca realmente sobre la línea que representa
sino algunas decenas o centenares de metros hacia acá
o hacia allá, es suficiente para cambiarlo todo, incluso
el paisaje
" (Georges Perec, Especies de espacios,
Ed. Montesinos, 1999 (1974) pág. 113).
He aquí una cita recurrente: "I want a language
without pronouns. I want to come, direct and complete, without
pronoun. Yes I do. I want to come before gender". Roni
Horn
También los trabajos artísticos tienen género
(género en el sentido de identidad de género).
De ahí nuestro interés en de-generarlos. No hay
mayor prisión para el pensamiento visual que la prisión
que imponen las formas y sus connotaciones discursivas. De nuestro
intento por saltar las barreras, por escapar de los guetos y
de las normativas excluyentes surge una práctica artística
andrógina, un cruce desjerarquizado donde lo masculino
y lo femenino se funden, formal y conceptualmente.
He aquí un texto propio utilizado anteriormente:
Un balón degenerado
El
balón de fútbol actúa aquí como
un símbolo, como un elemento representativo de la masculinidad
que en nuestras manos remite fácilmente a la androginia.
Esta fotografía pertenece a la serie Sin título
(utopía), un conjunto de imágenes que muestran
piscinas temporalmente abandonadas, espacios destinados al juego
y al placer en épocas de decadencia. La imagen del balón
olvidado en la superficie acuosa nos permite movernos metafóricamente
en el espacio prohibido de lo masculino y al adoptarlo, cambiarlo
de significado y, de alguna manera, degenerarlo. Al pasar a
formar parte de nuestro imaginario, al incorporarse a nuestro
trabajo y a nuestro pensamiento, el balón adquiere un
nuevo significado y se desprende de una interpretación
unidireccional como descriptor de lo masculino, adopta un nuevo
género sin desprenderse del anterior, se transforma en
un balón diferente y por ello se degenera. Como nosotras,
nuestro balón de fútbol se ha convertido en un
híbrido.
He aquí un texto propio hasta ahora no recurrente:
 Los
cuerpos desaparecen en los espacios de la identidad. La identidad
personal se difumina hasta desaparecer en el grupo: somos nuestros
personajes. Las personas ocultan sus rostros sumidas en los
códigos que construyen la sociedad, en su desaparición
luchan y se revuelven y dudan acerca de la necesidad de desaparecer.
Los cuerpos se esconden tras los ropajes que imponen las normas.
Vestimos también los cuerpos desnudos mintiendo sobre
su desnudez: trucos de la representación, siempre la
misma historia. Nosotras no tenemos rostro ya, hemos perdido
nuestra identidad al ser conscientes de que nunca la tuvimos.
Dicen que nuestra nueva identidad es no tener identidad, pero
nosotras creemos que eso es sólo un truco para distraernos.
Alguna parte es un espacio utópico. No existe
y no puede existir sin desaparecer, como toda utopía.
Ha sido ideado como una herramienta del pensamiento para estudiar
los espacios asignados a la diferencia, en este caso aquellas
y aquellos que no encajamos en la orientación sexual
dominante. Nuestras relaciones sociales son restringidas a guetos
aparentemente abiertos. Estudiamos esos guetos en una búsqueda
del porqué de esos espacios y no otros. Nos acercamos
a ellos cuando han sido ya abandonados y antes de que vuelvan
a renacer. Piscinas vacías o discotecas tras el cierre
en las que permanecen las huellas de lo humano. Estudiamos el
gueto y nos encontramos cara a cara con su lado perverso, su
inmenso atractivo en el abandono (¿síndrome de
Estocolmo?).
La
videoinstalación Apuntes sobre Alguna parte muestra
uno de esos espacios: la cámara gira sobre sí
misma en el centro de la pista de una discoteca vacía.
Al igual que en otros trabajos anteriores, la imagen se desdobla
especularmente. En este caso el resultado es una doble videoproyección
con un movimiento constante de imágenes circular y divergente.
Quizás eso sirva para potenciar la inestabilidad espacial
en el espectador/a y un cierto alejamiento de una conceptualización
universalizante (convergente). La inestabilidad espacial podría
tener que ver con una dificultad para encontrar un espacio concreto
y aferrarse a él, así como con un discurso fragmentario
y en consecuencia inestable, que se busca y duda constantemente.
El tamaño de las videoproyecciones permite que l@s espectador@s
sean literalmente succionados por la imagen y el movimiento
de la cámara busca su desorientación y la catarsis.
El público puede optar también por sentarse y
escuchar a través de los auriculares la música
deconstruida que acompaña a las imágenes. El resultado
es una experiencia hipnótica. Como en otras instalaciones,
ofertamos la posibilidad de participar de la experiencia en
diferentes grados de intensidad a voluntad de quien experimenta,
ya que no creemos ni en el dogmatismo ni en el autor omnisciente.
Nos interesa una experiencia artística abierta, no didáctica,
sino que comparta sensaciones y abra puertas al pensamiento.
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